Editorial

Ocupar con: el mayor desafío de la (pos)pandemia

Pamela Talero Cabrejo1

Después de un año de la declaración oficial de la pandemia por COVID-19, es inevitable reflexionar sobre los desafíos ocupacionales que como especie humana enfrentamos y la responsabilidad ética que como terapeutas ocupacionales tenemos frente a estos.

La pandemia nos ocupó de repente, como suelen ocupar nuestros cuerpos las enfermedades, por la fuerza y sin pedir permiso. A las primicias de la pandemia las reemplazó un interludio que nos pensamos breve, pero que desde el 2019 venía anunciando el marullo de malestares sociales gestados por décadas y que ahora se recrudecen por la amenaza viral, las medidas de confinamiento social, las políticas represivas de Estado y la infodemia. El Estallido Social en Chile, el Paro Nacional en Colombia, el movimiento de agricultores en India, el Movimiento de los Chalecos Amarillos en Francia, las protestas antirracistas en los Estados Unidos de América, la Revolución de la Primavera en Myanmar, las protestas contra la ley de extradición a la China en Hong-Kong, las protestas contra la junta militar en Chad, las protestas Hachalu Hundessa en Etiopía y las protestas a favor de los Palestinos son solo algunas de las movilizaciones registradas por el rastreador global de protestas del Carnagie Endowment for International Peace (2021) y dan cuenta de la necesidad de cambios sociales profundos.

Ahora que hemos reconocido públicamente estar enfermos como colectivos globales y que nos cuestionamos quién nos ocupa, estos malestares han ido saliendo de los cuerpos tal como los síntomas de la COVID-19: con altas variaciones en su presentación y con un desarrollo difícil de predecir, pero con un mensaje claro de cambio, de transformación social. Si algo hemos aprendido tras décadas de estudios de la ocupación humana, basados en las experiencias y las voces de las poblaciones que nos hemos dedicado a acompañar, es que los procesos de enfermedad, crisis y disrupción ocupacional tienen una energía primaria profundamente revolucionaria que trae consigo posibilidades –a veces imperceptibles– de cambio de paradigma. De esta manera, la pandemia y su mensajero viral nos desafían a repensar, a descolonizar, a hilar, a reconstruir el curso de vida de nuestra especie, a cambiar de paradigma para el desarrollo y la supervivencia humana (Morea, 2021) y del planeta. En otras palabras, a desocuparnos; esto es, pasar de ser y estar ocupados por otro(s), a ocuparnos con el propósito de sanarnos y cuidarnos como comunidad y territorio: como ecosistema gravemente afectado por nuestra especie.

Así pues, este número expone tres desafíos ocupacionales críticos para nuestros tiempos: la actuación profesional sobre una relación sostenible entre comunidad y territorio; la participación emancipatoria de mujeres campesinas en la universidad, y la importancia social y económica de la incapacidad temporal como derecho de trabajadores y trabajadoras. El estudio “Anotaciones sobre conceptos y prácticas del territorio y la comunidad en la Terapia Ocupacional colombiana”, por Pamela Cristina Bianchi y Ana Paula Serrata Malfitano, intenta comprender el uso y la elaboración de los conceptos territorio y comunidad e identificar cómo estos se expresan en la práctica de la Terapia Ocupacional colombiana. La investigación “Rompiendo puertas para construir algo diferente: mujeres campesinas en la universidad”, por Magno Nunes Farias, Wender Faleiro, y Aldanice Martins Borges Neiva, nos da a conocer las narrativas de un grupo de mujeres campesinas que ingresan a la universidad pública y nos ayuda a comprender las luchas y los desafíos que impregnan estas experiencias. Por último, el artículo “La incapacidad temporal como beneficio de la seguridad social: una revisión de literatura”, por Jenny Andrea Beltrán Torres, Ivonne Constanza Valero-Pacheco, Miguel Antonio Hernández Rodiño, Luisa Fernanda Penagos Simbaqueba y Andrés Felipe Perdomo Riveros, explora las concepciones, los sujetos y las situaciones protegidas por la prestación de incapacidad temporal en diferentes países, reconociéndola como un beneficio universal y finito en el marco del derecho laboral y de la seguridad social.

Como escribió Rodolfo Morrison (2016), “nuestro constructo edificador –ocupación– puede ser entendido como fenómeno social capaz de cambiar la forma como la sociedad se construye y se reconstruye a sí misma” (p. 301). Así, entonces, nuestra responsabilidad ética como terapeutas ocupacionales va más allá de estudiar y denunciar los diferentes desafíos ocupacionales y ayudar a las personas a restablecer un equilibrio ocupacional. Nuestro compromiso es revelarnos de forma colectiva como sanadores y cuidadores de vida, pasando del uso de ocupar por a un nuevo llamado para ocuparnos con.


1 Terapeuta ocupacional. Doctora en Terapia Ocupacional. Profesora, Thomas Jefferson University. Filadelfia, Pensilvania, Estados Unidos de América. pamela.talero@jefferson.edu https://orcid.org/0000-0002-1057-9736

Talero Cabrejo, P. (2021). Ocupar con: el mayor desafío de la (pos)pandemia. Revista Ocupación Humana, 21(1), 3-5. https://doi.org/10.25214/25907816.1135

Referencias

Carnagie Endowment for International Peace (2021, 30 de mayo). Global Protest Tracker. Carnagie Endowment for International Peace. https://carnegieendowment.org/publications/interactive/protest-tracker?#

Morea, J. P. (2021). Post COVID-19 pandemic scenarios in an unequal world challenges for sustainable development in Latin America. World, 2(1), 1-14. https://doi.org/10.3390/world2010001

Morrison, R. (2016). Pragmatist epistemology and Jane Addams: fundamental concepts for the social paradigm of occupational therapy. Occupational Therapy International, 23(4), 295-304. https://doi-org.proxy1.lib.tju.edu/10.1002/oti.1430