revisión

Comprensiones de lo comunitario en Terapia Ocupacional: aproximaciones desde la Revista Ocupación Humana, 1996- 2021

Understandings of community in Occupational Therapy: approaches from the perspective of the Revista Ocupación Humana, 1996 to 2021

Entendimentos do comunitário na Terapia Ocupacional: abordagens a partir da Revista Ocupación Humana, 1996-2021

Recibido: 14 de diciembre 2021 • Enviado para modificación: 14 de marzo 2022 • Aceptado: 3 de mayo 2022

Ramírez-Osorio, D. M., Satizabal-Reyes, M., Rojas-Castillo, C. P. y García-Ruiz, S. (2022). Comprensiones de lo comunitario en Terapia Ocupacional: aproximaciones desde la Revista Ocupación Humana, 1996- 2021.

Revista Ocupación Humana, 22(sup.), 102-116. https://doi.org/10.25214/25907816.1342

Diana Milena Ramírez Osorio1

Melania Satizabal Reyes2

Claudia Patricia Rojas Castillo3

Solángel García-Ruiz4

1. Terapeuta ocupacional. Especialista en Gerencia de la Salud Pública. Máster en Políticas Sociales y Mediación Comunitaria. Docente, Escuela Colombiana de Rehabilitación. Bogotá, Colombia. diana.ramirezo@ecr.edu.co

https://orcid.org/0000-0001-8100-6305

2. Terapeuta ocupacional. Especialista en Desarrollo Comunitario. Magister en Sociología. Docente, Universidad del Valle. Cali, Valle del Cauca, Colombia.

melania.satizabal@correounivalle.edu.co ......https://orcid.org/0000-0003-0793-6031

3. Terapeuta ocupacional. Magíster en Educación. Docente, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia. cprojasc@unal.edu.co https://orcid.org/0000-0002-9616-4696

4. Terapeuta ocupacional. Magíster en Desarrollo Social y Educativo. Doctoranda en Terapia Ocupacional, Universidade Federal de São Carlos. Secretaría Distrital de Salud de Bogotá. Bogotá, Colombia. solecita.co@gmail.com ........https://orcid.org/0000-0003-4976-9825

Resumen

Este artículo identifica y analiza el camino recorrido en las maneras de concebir lo comunitario en las publicaciones de la Revista Ocupación Humana, entre los años 1996 y 2021. Como metodología, se realizó una revisión documental de los artículos publicados en esta revista y disponibles en línea, guiada por la presencia de las palabras comunidad, comunitario y participación comunitaria, en español, en los títulos, resúmenes y palabras clave. El corpus documental quedó conformado por 13 artículos. De la revisión documental emergieron dos formas de entender lo comunitario: la primera, como un grupo poblacional a intervenir, y la segunda, en clave relacional. Este artículo aporta a la comprensión de lo comunitario en Terapia Ocupacional y contribuye a los análisis situados y críticos locales.

Palabras clave: comunidad, Terapia Ocupacional, participación

Abstract

This article identifies and analyzes how ‘community’ has been conceived in the publications of the Revista Ocupación Humana between 1996 and 2021. The employed methodology consisted of a documentary review of digital publications guided by the terms community, communitarian, and community participation, in Spanish. These were identified in the titles, abstracts, and keywords. The documentary corpus was made up of 13 articles. As a result of the documentary review, two ways of understanding the community emerged: the first linked to an understanding of ‘community’ as a population group to intervene, and the second of ‘community’ as a relational form. This article contributes to the understanding of the community in occupational therapy and local situated and critical analyses.

Keywords: community, Occupational Therapy, participation

Resumo

Este artigo identifica e analisa o caminho percorrido nas formas de conceber o comunitário nas publicações da Revista Ocupación Humana, entre os anos de 1996 e 2021. Como metodologia, foi realizada uma revisão documental dos artigos publicados nesta revista e disponíveis online. A exploração foi orientada pela presença das palavras “comunidade”, “comunitário” e “participação da comunidade” nos títulos, resumos e palavras-chave. O corpus documental ficou composto em 13 artigos. Duas formas de compreensão do comunitário emergiram desta revisão: a primeira é entendida como um grupo populacional para intervenção, e a segunda, como uma chave relacional. Este artigo contribui para a compreensão do comunitário em Terapia Ocupacional e também para as análises situadas e as críticas locais.

Palavras-chave: comunidade, Terapia Ocupacional, participação

Introducción

La invitación de la Revista Ocupación Humana, con motivo de la celebración de los 50 años del Colegio Colombiano de Terapia Ocupacional, fue un pretexto para reflexionar tránsitos, vacíos, aportes y desafíos de las concepciones de lo comunitario.

Lo comunitario emerge en Colombia hacia 1980, como área de actuación profesional en contextos de emergencia social y política marcados por el surgimiento de la Constitución Política y las políticas públicas que se derivan de esta (Trujillo, 2002). La perspectiva neoliberal y la focalización como estrategia promovieron el crecimiento de abordajes encaminados a dar respuestas a necesidades sociales. Posteriormente, en la Ley de Terapia Ocupacional se plantea como objetivo de estudio la naturaleza del desempeño ocupacional de las personas y las comunidades (Ley 949/2005). Esto denota un camino hacia la incorporación de lo comunitario, sin ser reconocido como campo de actuación. Así, el hoy Colegio Colombiano de Terapia Ocupacional [CCTO] adopta esta perspectiva al definir los capítulos que reúnen profesionales con intereses y experiencias afines en un campo de acción profesional (CCTO, 2011, p. 15).

Sin embargo, solo en el año 2016, en el documento Perfil profesional y competencias del terapeuta ocupacional, elaborado por el Colegio como parte de una invitación hecha por el Ministerio de Salud y Protección Social, se nombra lo comunitario como un ámbito y se enuncian para este, formalmente y con mayor precisión, las actuaciones específicas del terapeuta ocupacional. Estas se relacionan con el acompañamiento a procesos sociales en colectivos familiares y comunitarios, ubicando como puntos de partida las realidades y necesidades históricas y presentes, y las relaciones tejidas. Así mismo, se visibilizan los diálogos que establece la Terapia Ocupacional con otros actores profesionales y comunitarios (Navas y Tenorio, 2016).

Se propone, en este artículo, identificar el camino recorrido por las maneras como se ha concebido lo comunitario en las publicaciones de la Revista Ocupación Humana, entre los años 1996 y 2021. Se espera que el balance realizado contribuya, por un lado, a alimentar los debates sobre los lugares de lo comunitario en Terapia Ocupacional y, por otro, a asumir el reto de repensar permanentemente la práctica comunitaria, cómo se construye, sistematiza y enseña el conocimiento producto de ella y cómo se generan caminos transformadores con las poblaciones que se acompañan.

Metodología

Se realizó una revisión documental de las publicaciones en torno a lo comunitario en Terapia Ocupacional en la Revista Ocupación Humana, entre los años 1996 y 2021. Sin embargo, dado que la revista estuvo suspendida entre el 2008 y el 2012, la revisión no cuenta con artículos de ese periodo. Las autoras realizaron una búsqueda en cada uno de los volúmenes de la revista disponibles de forma digital. La exploración de los artículos estuvo guiada por los términos de búsqueda: comunidad, comunitario y participación comunitaria, en español, presentes en los títulos, resúmenes y palabras clave.

Como se muestra en el diagrama de flujo de la búsqueda, en la figura 1, en la primera exploración se obtuvo un corpus documental de 20 artículos, que luego fueron distribuidos de forma aleatoria entre las autoras para su respectiva lectura y reseña. La ficha documental para reseñar los artículos comprendió el año y nombre de la publicación, resumen, objetivo, metodología, principales hallazgos, conclusiones, ideas de escritura para el artículo y leyenda bibliográfica. Posteriormente, cada artículo fue discutido y analizado de manera colectiva entre las autoras, durante cuatro sesiones, a partir de las preguntas: ¿es visible una compresión de comunidad en el artículo?, ¿cómo se entiende la comunidad? ¿cómo se entiende lo comunitario? Finalmente, el corpus documental quedó conformado por 13 artículos publicados entre 1997 y 2021. Se excluyeron siete artículos, porque su contenido no permitía dar respuesta a las preguntas que orientaron el análisis. Las reflexiones estuvieron guiadas por la triangulación entre las autoras, lo que posibilitó poner los análisis individuales en comparaciones, confrontaciones y discusiones que permitieran un consenso sobre los hallazgos (Benavides y Gómez-Restrepo, 2005).

Figura 1. Diagrama de flujo de la búsqueda

Fuente: elaboración propia.

Resultados

Sobre las publicaciones

En la línea de tiempo de las publicaciones se pudo evidenciar una relativa frecuencia de estas entre los años 1997 y 2007 (n=8) (Méndez, 1997; Duarte y Guevara,1998; Gómez et al. 1999; Méndez, 2002; Tobón, 2004; Santacruz, 2006; Rozo y Garcés, 2007; Vega et al., 2007 ). Esto quizá pueda coincidir con el auge de los postulados de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud, que promovían reflexiones en torno a lo comunitario desde estrategias como la atención primaria en salud y la rehabilitación basada en comunidad. Sin embargo, se encontró un vacío de diez años en la publicación de aspectos relacionados con el tema de interés. Si bien esto coincide con los cinco años de cese de publicaciones de la revista, llama la atención que no aparece ningún artículo entre el 2012 y el 2016.

Entre el 2017 y 2021 se encontraron de nuevo publicaciones relacionadas con comunidad y lo comunitario en Terapia Ocupacional (n=5) (Palacios, 2017; Ramos, et al., 2020; Rojas et al., 2020; Bianchi y Malfitano, 2021; Silva et al., 2021), las cuales plantean algunas posturas críticas y transformadoras de la Terapia Ocupacional comunitaria que podrían develar, de alguna manera, una consolidación de esta como campo del conocimiento.

Por otro lado, del total de las publicaciones, cuatro son resultado de procesos de investigación (Gómez et al.,1999; Rozo y Garcés, 2007; Ramos et al., 2020; Bianchi y Malfitano, 2021), cuatro relatos de experiencia (Duarte y Guevara, 1998; Vega et al., 2007; Rojas et al., 2020; Silva et al., 2021) y cinco son artículos de reflexión (Méndez, 1997; Méndez, 2002; Tobón, 2004; Santacruz, 2006; Palacios, 2017).

El origen de las autoras y autores es predominantemente colombiano (n=9) (Méndez, 1997; Duarte y Guevara,1998; Gómez et al.,1999; Méndez, 2002; Tobón, 2004; Santacruz, 2006; Rozo y Garcés, 2007; Ramos, et al., 2020; Rojas et al., 2020), los otros corresponden a artículos escritos desde Brasil (n=2) (Bianchi y Malfitano, 2021; Silva et al., 2021), Chile (n=1) (Palacios, 2017) y Argentina (n =1) (Vega et al., 2007), como se aprecia en los resultados de búsqueda por la línea de tiempo de la figura 2.

Esta información devela que los análisis que se plantean en el artículo se sitúan en la construcción del conocimiento del campo comunitario en Colombia y Latinoamérica. Además, surge la pregunta por la necesidad de aumentar la investigación y las publicaciones en el campo, sin desconocer que las reflexiones y las experiencias son lugares de construcción de conocimiento.

El devenir permanente entre las lecturas independientes y los encuentros colectivos permitieron la reflexión y discusión sobre los artículos y la construcción de dos categorías analíticas: la comunidad como un grupo a intervenir, y lo comunitario en clave a lo relacional, las cuales se exponen a continuación.

Lo comunitario como un grupo de personas a intervenir

En esta categoría se ubicaron seis publicaciones entre los años 1998 y 2007 (Duarte y Guevara, 1998; Gómez et al., 1999; Tobón, 2004; Rozo y Garcés, 2007; Santacruz, 2006; Vega et al., 2007).

Duarte y Guevara (1998) comparten la experiencia de trabajo con población preescolar, la cual pretende mostrar los resultados de un programa de detección de riesgos psicosociales realizado entre 1994 y 1996 en una comunidad marginada al sur oriente de la ciudad de Santafé de Bogotá, elegida por encontrarse cerca al hospital de tercer nivel donde se realizaba la práctica de campo de una universidad privada. Las autoras trabajaron con trescientos niños de una institución educativa, con quienes se realizó un proceso de evaluación y diagnóstico para determinar aspectos sensoriales, motores, cognitivos, lingüísticos y adaptativos, es decir, el trabajo estuvo enfocado en la valoración de componentes de ejecución y lo comunitario se expresa como un grupo de personas a las que se les lleva unas acciones o unas propuestas. “Se presentan a la comunidad los objetivos del trabajo a desarrollar, y se indaga acerca de las expectativas frente al mismo” (Duarte y Guevara, 1998, p.13) y se les pregunta al final, a manera de retroalimentación, en un “Encuentro final con la comunidad con el objeto de dar a conocer los resultados del trabajo conjunto realizado a lo largo de la investigación” (Duarte y Guevara, 1998, p. 13). Pareciera ser que la comunidad es un lugar físico o un grupo en el que se realizan acciones, sin evidenciar procesos de trabajo en conjunto o transformaciones.

Por su parte, en el artículo de Gómez et al. (1999) sobre la caracterización del comportamiento ocupacional de personas desplazadas por la violencia, las autoras analizan los cambios ocupacionales de una población compuesta por jefes o cabezas de hogar, entre los que se incluyen hombres y mujeres, ubicados en un barrio del sur de Bogotá. Se evidencia un uso instrumental del término comunidad, sin precisar a qué se refiere en el contexto de la investigación, y aunque se mencionan formas organizativas de la comunidad y de participación comunitaria, estas no se desarrollan. La comunidad parece ser un objeto de estudio y es receptora de actividades construidas por actores externos, como lo anotan al decir que “Se presentan a la comunidad los objetivos de trabajo” (Gómez et al., 1999, p.13) y que “[se realizan] talleres con la comunidad” (Gómez et al., 1999, p. 13).

Una situación similar se encontró en Tobón (2004), quien en su artículo relata la experiencia de una intervención comunitaria con una comunidad educativa de un jardín infantil en Bogotá, la cual tuvo como objetivo promover posturas éticas para la paz y “Disminuir el impacto que causan las personas con disfunciones psicosociales sobre los miembros de la comunidad” (Tobón, 2004, p. 51). Al rastrear la comprensión de comunidad o de lo comunitario, la autora plantea que la intervención comunitaria busca la organización de la comunidad en torno a la ejecución de tareas de beneficio común, que ayuden a la creación de una conciencia de colectivo” (Tobón, 2004, p. 52). Si bien esta comprensión de lo comunitario apela a un elemento colectivo, en el relato de la experiencia no es del todo evidente cómo se realiza una construcción colectiva entre los diferentes actores: maestros, maestras, niños, niñas, familias y profesionales. Además, si bien la propuesta introduce algunos elementos del contexto, como el reconocimiento del territorio, tiene mayor fuerza en el abordaje de aspectos intrasujeto, como el trabajo con las dimensiones socio afectivas, corporales, cognitivas, comunicativas, entre otras. Pareciera entonces que lo comunitario puede ser reducido al trabajo con un grupo poblacional que comparte un contexto específico.

Rozo y Garcés (2007), en su texto sobre el comportamiento y las actitudes de una comunidad frente a la implementación de un centro de vida independiente en Bogotá, entienden la comunidad como un actor más que hace parte de un proyecto, al referirse: “Tanto la comunidad como los familiares se encuentran satisfechos con el trabajo desarrollado durante el tiempo de formación del centro de vida independiente” (p. 44), o que se involucra como un observador en la distancia, “En la comunidad se observa un alto grado de sensibilización y compromiso frente al centro y sus integrantes” (p. 44).

En estos artículos se observa una relación entre sujeto/objeto, es decir, la comunidad es un lugar físico, un espacio o un grupo de personas a quienes se les realiza una intervención. En cierta medida la comunidad, desde estas perspectivas, es receptora de las acciones o los programas estructurados por las y los profesionales, quienes, desde su experticia, hacen una lectura de las necesidades individuales o colectivas y proponen formas de atenderlas. No existe un diálogo o interlocución horizontal entre participantes de los proyectos y profesionales. Quizá se constituya una Terapia Ocupacional en comunidad, más no con la comunidad (Sanz, 2016).

Ahora bien, se encontraron dos artículos que, si bien comparten elementos de esta categoría, enuncian otros elementos que guardan relación con las características de una comprensión de lo comunitario en clave relacional, pero no se centran en ella (Santacruz, 2006; Vega et al., 2007).

Santacruz (2006) realiza una reflexión sobre el saber hacer del terapeuta ocupacional en el campo de la salud mental comunitaria, en la cual muestra diferentes perspectivas de comprensión de lo comunitario en la salud mental. La primera, ligada a la promoción y prevención desde esquemas psicoeducativos, que se reduce a un modelo instruccional frente al manejo de las habilidades y funciones de la persona con discapacidad psicosocial. La segunda propuesta se enmarca en el desarrollo comunitario que, si bien continúa anclada a algunos aspectos relacionados con restaurar habilidades y funciones, introduce una noción del sujeto desde el ejercicio de la ciudadanía y deja ver la importancia de la construcción conjunta para la puesta en marcha de las acciones con la población. Una tercera perspectiva se centra en los dominios culturales de la Terapia Ocupacional, en la cual el actuar del profesional da un giro hacia la participación política, social y comunitaria, concibiendo al sujeto desde la perspectiva de los derechos, teniendo como base el vínculo entre ocupación y ciudadanía. Esta tercera perspectiva guarda estrecha relación con las reflexiones que para la fecha empiezan a emerger en torno a la Terapia Ocupacional comunitaria.

Por su parte, en su artículo sobre la estrategia de la atención primaria de la salud como objeto de estudio de Terapia Ocupacional, Vega et al. (2007) presentan la propuesta de una asignatura para la formación de terapeutas ocupacionales en Argentina. Plantean la necesidad de que las y los estudiantes puedan situar al sujeto más allá de una dimensión individual e incorporen la comunidad y la sociedad en la que viven. Comprenden el abordaje comunitario ligado al concepto de salud desde un paradigma social “No solo como la ausencia de enfermedad, sino como la capacidad de lucha individual y social que tiene el individuo, para modificar las condiciones que limitan la vida” (Vega et al., 2007, p. 28). Si bien la perspectiva social de la salud permite una incorporación de lo comunitario, este se expresa secundaria a la comprensión de la atención primaria en salud y parece ser que lo comunitario se reduce a la visita al barrio, a la técnica de recolección de los datos, que no vislumbra un trabajo en conjunto.

El tránsito de perspectiva que evidencian estos dos textos puede estar relacionado con las propuestas de la Organización Panamericana de la Salud en procesos de la atención primaria en salud, la rehabilitación basada en comunidad y los movimientos antipsiquiátricos, que promovieron el abordaje comunitario en América Latina, pero que no logran desmarcarse del todo de una perspectiva de salud que privilegia lo individual.

Lo comunitario en clave relacional

En esta categoría se ubicaron siete publicaciones entre los años 1997 y 2021 (Méndez, 1997; Méndez, 2002; Palacios, 2917; Rojas et al., 2020; Ramos et al., 2020; Bianchi y Malfitano, 2021; Silva et al., 2021).

Méndez (1997) reflexiona sobre la acción comunitaria desde la perspectiva de la salud mental, a partir de la relación entre las nociones de sociedad y salud en Colombia. La autora transita por diferentes formas de entender los conceptos comunidades, comunitario e intervención comunitaria, a partir de la atención primaria en salud. Al respecto, emplea el término comunidades para hacer referencia a grupos poblacionales de interés para la acción profesional. Pone en crisis lo comunitario como el espacio en el que “Se realizan técnicas estereotipadas de prevención reducidas a informar y educar” (Méndez, 1997, p. 27), acciones que se conciben desde el concepto de salud subordinado al de enfermedad. Hace referencia a que la intervención en comunidad debe favorecer el desarrollo humano de las personas y colectivos a partir de la comprensión de los vínculos que entre estas se entretejen y de los puntos de encuentro. La introducción del enfoque de desarrollo humano como orientador de las acciones comunitarias es una apuesta desafiante para la época, en términos de la necesidad de comprender lo comunitario como un enfoque para la acción, que necesariamente pone en crisis las formas tradicionales de entenderlo, como un espacio físico o social. Menciona que la intervención comunitaria debe partir del reconocimiento de la historia de vida de las personas, lo que introduce la noción de temporalidad al abordaje comunitario. Así mismo, menciona que la intervención comunitaria, vista como estrategia, debe permitir la acción intersectorial y reconocer los ámbitos en los que se desarrolla la vida cotidiana y su potencial para generar cambios individuales o colectivos, en términos del desarrollo humano.

La misma autora, en el 2002, realizó una revisión de literatura nacional e internacional para identificar tendencias y perspectivas teóricas y prácticas en el ejercicio profesional del terapeuta ocupacional en Comunidad. Méndez (2002) señala la presencia de la comunidad en dos grupos de trabajo: uno relacionado con el modelo de vida independiente - rehabilitación basada en comunidad y otro con la atención primaria en salud. En ellos, identifica a la comunidad como un factor común y la define como “Un grupo de personas que se relacionan a través de actividades comunes, trabajo, intereses, cultura, objetivos, espacio geográfico, condiciones de salud y otros factores” (Méndez, 2002, p. 29). Identifica tres perspectivas teóricas de intervención de la Terapia Ocupacional: una relacionada con el proceso de rehabilitación en casa; la otra ligada al proceso luego de la rehabilitación, ya en casa, de personas con discapacidad, dirigida a lograr independencia e integración a la comunidad, y la tercera, ligada a la prevención de y la promoción del desempeño ocupacional y la prevención de factores de riesgo. Ubica entonces la comunidad como un continuo en el proceso de rehabilitación, asignándole un papel de soporte formal e informal. El trabajo comunitario allí parece estar ligado a la identificación de factores de riesgo para el adecuado desempeño ocupacional de las personas, especialmente con discapacidad.

Este texto, escrito en el año 2002, recoge literatura de los años 90 que, especialmente, puede ubicarse en un momento de transformación entre formas más institucionales, protocolizadas e intervencionistas de desarrollar el trabajo comunitario en Terapia Ocupacional, y la necesidad de atender las particularidades individuales desde la cultura y la cotidianidad en la que están inmersos los sujetos. Esto, como una condición para el desarrollo de programas que respondan a las necesidades reales de las personas y que hagan visible la importancia de atender a la familia, a la comunidad y a la cultura. La autora señala la falta de modelos teóricos propios, como parte de los obstáculos para que la o el terapeuta ocupacional tenga más presencia en las actividades de promoción de la salud (Méndez, 2002).

Para el año 2017, Palacios, en su artículo “Reflexiones sobre las prácticas comunitarias: aproximación a una Terapia Ocupacional del Sur”, buscó contribuir al reconocimiento de saberes desde el sur, a partir de la aproximación reflexiva a prácticas comunitarias en Latinoamérica. En este texto, la autora muestra que aun cuando existe una diversidad de prácticas comunitarias en la Terapia Ocupacional, de acuerdo con la orilla epistemológica y con los propósitos asumidos, es posible identificar rasgos claramente transformadores en las dos últimas décadas en las formas de hacer el trabajo en comunidad. Las prácticas comunitarias de la Terapia Ocupacional son asumidas por la autora a partir del reconocimiento y la visibilización de un nosotros, y como una forma de resistencia al individualismo, producto del neoliberalismo. El concepto de comunidad ligado al territorio se revela como un lugar de encuentro con historias y culturas comunes, constituyéndose en espacio material y simbólico de relaciones e interacciones que pueden promover la cohesión social.

Para reconocer las prácticas comunitarias, la autora se posiciona en una perspectiva crítica, desde donde se pregunta por el lugar de la ocupación y del sujeto que actúa (Palacios, 2017). Propone asumir lo comunitario como un enfoque de intervención y actuación del terapeuta ocupacional en el que se nombra a la práctica comunitaria como una práctica política, que puede contribuir al reconocimiento y potenciación de saberes ancestrales y a luchar por contrarrestar los efectos neoliberales.

Ramos et al. (2020) realizan un trabajo investigativo para aproximarse a los antecedentes de la práctica de la profesión en el escenario de la salud pública. La presencia de lo comunitario en este trabajo de revisión se encuentra de tres maneras. La primera, en la que, citando a Peñas (2003), se resalta que la Terapia Ocupacional se ha venido abriendo campo en la comunidad, y llama la atención sobre la necesidad de fortalecer habilidades y destrezas del terapeuta ocupacional para el trabajo comunitario. La segunda, en la que se explicita el papel de las comunidades en este campo de estudio y de acción. Así, la participación de las comunidades aparece como fundamental en la identificación de determinantes sociales, el desarrollo de diagnósticos participativos y epidemiológicos (Palacios y Pino, 2016) y en la planificación de proyectos y programas (Ramos et al., 2020). La tercera se encuentra ligada al papel de la Terapia Ocupacional en comunidad y su contribución al campo. Respecto a ello, los trabajos de Pellegrini (2004) y Chaparro et al. (2005) argumentan que, en Latinoamérica, el papel de la Terapia Ocupacional no se ha limitado a la tarea asistencial sino a la promoción de la salud, considerando a los estilos de vida y al medio ambiente desde una visión integral del ser humano como agente de salud.

Rojas et al. (2020) sistematizan y reflexionan la experiencia de terapeutas ocupacionales en un proyecto de extensión universitaria que buscaba aportar al fortalecimiento de las capacidades comunitarias para la atención primaria en salud de comunidades y organizaciones sociales del municipio de La Macarena, en el departamento del Meta, Colombia. Puede asumirse que lo comunitario se toma desde tres perspectivas: como grupo poblacional, como enfoque y como campo de acción profesional. Inicialmente, como un grupo de personas que comparten un espacio geográfico con unas características físicas y sociales específicas, las cuales, en la experiencia, se asocian a la ruralidad; reconoce que las personas y las organizaciones que integran las comunidades tienen objetivos trazados que se logran a partir de procesos de resistencia y organizativos, y que estos parten del reconocimiento de las capacidades individuales y colectivas. Estos procesos de base se materializan en la cotidianidad, entendida como un “Espacio privilegiado para sembrar posibilidades de cambio, dado que en ella se conectan modos de vida con condiciones económicas y políticas particulares” (Rojas et al., 2020, p. 98). Podría suponerse, entonces, que en la cotidianidad se conectan aspectos micro y macrosociales que generan tensiones entre la institucionalidad tradicional y la base social.

Lo comunitario, como enfoque, puede leerse en el texto de Rojas et al. (2020), al proponer que las acciones en comunidad implican el establecimiento de relaciones, el reconocimiento mutuo y la vinculación del transcurrir vital cotidiano de las personas, lo que revierte las concepciones tradicionales en torno a la relación terapeuta- usuario/cliente/persona. Surgen conceptos como el de cotidianidad y resistencia, para dar cuenta de otras formas de relacionamiento que posibilitan la transformación de las realidades sociales.

Lo comunitario, como campo de acción profesional, vincula las nociones de territorio desde la perspectiva social y relacional. Rojas et al. (2020) afirman, citando a Sosa (2012), que “Las comunidades han incidido en su configuración, organización y jerarquización, en medio de una permanente disputa con el Estado y otras fuerzas sociales” (p. 90). Reconocen, desde esta perspectiva, que las transformaciones en las comunidades se dan de manera permanente como consecuencia de los “Procesos de territorialización y territorialidad” (Rojas et al., 2020, p. 91). Así, la práctica de Terapia Ocupacional en comunidad supone tensiones entre las formas tradicionales y las emergentes de hacer Terapia Ocupacional, en el marco de las cuales se ponen en crisis las prácticas que naturalizan e invisibilizan “Modos de vida ignorados con sus temporalidades y formas de significar los espacios” (Rojas et al., 2020, p. 99). Finalmente, plantean que el ejercicio profesional anclado en lo comunitario puede apostarle a la transformación de los efectos de la matriz colonial moderna que nos ha impreso la individualidad, la indiferencia y la desconexión, a través de la construcción de alternativas que le apuesten a la “Cooperación, la solidaridad y la acción colectiva” (Rojas et al., 2020, p.100).

Silva et al. (2021) hacen referencia a que lo comunitario en Terapia Ocupacional ocurre en territorios concretos, en la cotidianidad del barrio, de la población, de la familia y sus relaciones, citando a Palacios (2013). Plantean lo comunitario desde la perspectiva crítica y afirman que el abordaje de la cultura es la base para la transformación social que debe darse en lo comunitario, lo que invita a “Comprender a los sujetos colectivos, sus actividades humanas y las ocupaciones colectivas de manera situada y contextualizada en tiempo y espacio socio-histórico, como fenómenos complejos envueltos en dimensiones políticas, económicas, culturales, sociales, ambientales y afectivas de forma integrada e interdependiente” (p. 4).

La perspectiva crítica supone, desde lo expuesto en el artículo, una comprensión de la realidad social dada por las estructuras económicas de producción, culturales, materiales y simbólicas, que busca que las y los participantes de los procesos tomen conciencia de su posición en la estructura de poder, de sus intereses y necesidades y de la relación entre ambos aspectos; “Se aspira al cambio en el orden social, rompiendo la relación de sometimiento y de dominación” (Silva et al., p. 4).

En este sentido, resaltan que la o el terapeuta ocupacional adquiere un compromiso ético y político con las personas y comunidades con las que trabaja. Es por esto que, en lo comunitario, su objetivo debe orientarse a la ganancia de protagonismo de personas y colectivos en el marco de procesos continuos, dinámicos y participativos, lo que lleva a plantearse los abordajes con y desde la comunidad. Según Silva et al. (2021), la comprensión crítica de lo comunitario vincula el reconocimiento y la reflexión sobre la realidad cultural, socioeconómica y política de los contextos, lo que permite redimensionar el objeto de estudio de la Terapia Ocupacional y trascender los límites disciplinares de la profesión. Afirman que lo comunitario, como enfoque, transforma las prácticas profesionales individualistas y facilita el trabajo transdisciplinar, lo que podría desdibujar la necesidad de definir y arraigarse a una identidad profesional.

Por otro lado, Bianchi y Malfitano (2021) investigan las acciones territoriales y comunitarias de cuatro países latinoamericanos: Argentina, Brasil, Chile y Colombia. En un primer momento, hacen alusión a lo comunitario como campo de acción e integran los conceptos de territorio y comunidad a la práctica profesional, a partir de la experiencia de recorrido por un barrio con líderes que “Permitió una integración real entre el grupo y la comunidad, extrapolando de manera concreta los muros simbólicos de la actuación técnica y dimensionando la acción para la vida comunitaria que se desarrolla en el territorio” (Bianchi y Maltifano, 2021, p. 22). Lo anterior hace pensar que la aproximación a las realidades sociales, propia del quehacer profesional con enfoque comunitario, implica la reflexión sobre las prácticas profesionales, lo que conlleva la necesidad de trascender asuntos técnicos para llevar a cabo acciones inmersas en la cotidianidad de las comunidades. Integran la perspectiva crítica a partir de la cual se redefine la acción profesional, lo que supone una comprensión de lo comunitario como enfoque.

En un segundo momento, las autoras adoptan una concepción de la comunidad como “Un grupo social histórico, en constante transformación y evolución, interconectado por un sentido de pertenencia e identidad social, con intereses, necesidades y cierto grado de organización en común” (Bianchi y Maltifano, p. 8); esta perspectiva permite develar lo relacional como parte de las dinámicas comunitarias. En su artículo, identifican que el término comunidad no ha sido abordado epistemológicamente en Terapia Ocupacional, “Debido al uso frecuente del término en la práctica, existe menos preocupación por su teorización en las producciones científicas” (Bianchi y Maltifano, p. 12). Finalmente, al plantear que la acción comunitaria integra la acción colectiva para la construcción de alternativas tendientes a cerrar la brecha entre las necesidades de la base social y la respuesta institucional, se entiende que esta acción está situada. Lo anterior puede sugerirnos pensar en lo comunitario como enfoque, en la medida en que propone formas más horizontales de relacionarse con las poblaciones y adopta estrategias para la construcción colectiva en los territorios. Esto pudo implicar una transformación en la acción profesional de lo institucional a los ámbitos de vida cotidiana, que coincide con la estrategia de rehabilitación basada en comunidad y con la inclusión de formas de comprensión de las dinámicas sociales más complejas, que introducen lo subjetivo, lo experiencial, lo colectivo, lo sociocultural y lo relacional.

Así pues, se entiende lo comunitario como un enfoque de acción que implica el reconocimiento como sujetos políticos, tanto del profesional como de las personas que habitan los territorios, quienes se articulan para reconocerse, empoderarse y co-construir procesos tendientes al desarrollo comunitario y al fortalecimiento de la base social.

Discusión

Como se vio, en los resultados de la revisión documental emergieron dos formas de comprender lo comunitario: la primera, como un grupo poblacional a intervenir, y la segunda, vinculada a una comprensión en clave relacional.

La primera forma guarda relación con la discusión del concepto tradicional de intervención, en el cual la capacidad de planificar, ejecutar, evaluar y decidir está en los expertos o expertas de un servicio o de los planes gubernamentales, denotando la presencia de un sujeto activo que viene de afuera y que entra con su acción a transformar una realidad, y la presencia de un sujeto sobre el cual se intervendrá en función de sus carencias y necesidades (Montero, 2012; Moreno, 2008). Esta forma de comprender lo comunitario da cuenta de acciones extramurales que no logran del todo la construcción de vínculos entre los actores involucrados, ni un diálogo colectivo, ni una construcción conjunta. Es decir, las relaciones que se establecen se quedan en un plano vertical, jerarquizadas. En él, la o el profesional define las formas de intervención, mientras la “comunidad” es simplemente receptora.

Comprender en este sentido lo comunitario se relaciona también con llevar la institucionalidad a un espacio geográfico distinto al de la institución, es decir, extramural, donde las acciones se instalan en la comunidad y parecen ser construidas desde lo intramural, siendo los sujetos y las comunidades objetos de intervención. Diversas publicaciones realizadas por terapeutas ocupacionales (Ortiz y Satizabal, 2019; Oyarzun et al., 2009; Pino y Ceballos, 2015; Reyes et al, 2020; Sanz, 2016; Satizabal y Ortiz, 2019) develan la importancia de tomar distancia frente a esta forma de comprender lo comunitario, pues resulta insuficiente para comprender las realidades ocupacionales de los sujetos y comunidades y, por tanto, dar respuesta de manera colectiva a ellas.

Reconocemos lo comunitario en clave relacional, de la mano con las voces que sustentan la necesidad de mirar con otros ojos. Las estéticas de la complejidad, por ejemplo, remiten al reconocimiento de las múltiples dimensiones para comprender la experiencia humana, de que los fenómenos sociales no se mueven automáticamente, no son lineales, son autorreferenciales (Najmanovich, 2008). Estos emergen en la acción misma y no dependen de configuraciones previas; expresan paradojas y contradicciones como expresión de ese dinamismo en el que los vínculos son de solidaridad o están mediados por la compasión, la escucha, la conversación, pero también reconocen las restricciones, las ausencias, los estancamientos, las rupturas en los tejidos sociales.

Lo comunitario en clave relacional refleja la interdependencia entre los sujetos y los diferentes contextos micro y macrosociales. De cierta manera, esto posibilita la comprensión del espacio geográfico como un lugar habitado en el que se construyen significados, apropiaciones y transformaciones. Así, entonces, el territorio emerge como una realidad en la que actores con diferentes intereses se relacionan en confluencias, tensiones, disputas y resistencias. Desde esta comprensión, se hacen visibles apuestas profesionales que buscan reconocer las dinámicas sociales locales, las experiencias singulares de sujetos o colectivos y los vínculos que establecen en las acciones cotidianas. Al parecer, la mirada hacia estos aspectos invita a asumir formas más colectivas y horizontales de construcción en los territorios entre los diversos actores. En este marco, la ocupación podría ser entendida como un producto de lo social que invita, desde la perspectiva crítica de la Terapia Ocupacional, a preguntarse por el lugar que esta ocupa y las implicaciones derivadas de asumirla como práctica social (Méndez, 2016).

La perspectiva relacional hace pensar en la necesidad de posicionarse epistemológica, política y metodológicamente. Epistemológica y políticamente hablando, a partir de la pregunta por el sujeto que conoce y actúa en la realidad, la o el terapeuta ocupacional podría plantear nuevas formas de producir, usar o transformar el conocimiento tomando postura como sujeto político (García, 2016). Lo político también nos interroga por las pautas de relación que asumimos con las comunidades, los escenarios desde donde actuamos para movilizar y agenciar otras formas de relación y de acción. Lo metodológico nos llama la atención sobre los tiempos, los ritmos, las agendas, los lenguajes, los dispositivos pedagógicos que usamos; también, por el lugar de la ocupación en nuestra práctica comunitaria (Cella, 2021; Ortiz y Satizabal, 2019; Palacios y Pino, 2016; Pino y Ceballos, 2015; Reyes et al., 2020; Satizabal y Ortiz, 2019). Posicionarnos, entonces, fortalecerá el tipo de preguntas que nos hagamos alrededor de quiénes son los sujetos que narran las prácticas comunitarias, sobre las maneras en que se produce el conocimiento en la Terapia Ocupacional comunitaria, sobre las implicaciones que tienen las relaciones entre profesionales, la institucionalidad y los sujetos que se acompañan.

Por otro lado, en la línea de tiempo de las publicaciones se puede evidenciar que no existe una linealidad en la comprensión de lo comunitario, es decir, no se puede plantear que las publicaciones más antiguas son las que tienen una perspectiva más clásica y reduccionista y que, con el paso del tiempo, se fueron materializando transformaciones que quizás implican una mirada más compleja de lo comunitario, pues se encontraron publicaciones hacia los años 1997 y 2002 que estaban planteando una ruptura y construyendo camino a la Terapia Ocupacional comunitaria en clave relacional. Esto devela la coexistencia de perspectivas que pueden ser vigentes hasta la actualidad. Valdría la pena, entonces, preguntarse: ¿se materializan estas perspectivas transformadoras en la Terapia Ocupacional comunitaria actual?

Llama la atención que, en la revisión documental, nueve artículos colombianos son escritos desde Bogotá. Esta situación podría sugerir una suerte de centralización en la capital del país en la producción de conocimiento sobre lo comunitario en Terapia Ocupacional; sin embargo, nos preguntamos: ¿qué pasa en otras regiones del país?, ¿se publica en otros medios?, ¿en dónde?, ¿quiénes publican?, ¿qué podemos hacer como gremio, como comunidad académica, para que se conozcan las riquezas de saberes y conocimientos que se tejen en la Terapia Ocupacional?

Conclusiones

Se puede afirmar que el alcance de esta revisión documental es exploratorio de lo comunitario en Terapia Ocupacional y reafirma la necesidad de profundizar en los cómos de la configuración de este campo de acción y en los quiénes de la actuación en su constitución como campo de estudio.

Este artículo puede constituirse en un punto de partida para dialogar con otras revisiones documentales que se han construido, con otros textos escritos por autoras y autores de Colombia y Latinoamérica, y poder construir una línea de tiempo más situada, más analítica y crítica. Los temas, las metodologías, las poblaciones con las que se trabajaron, los lentes usados para mirar, las preguntas hechas y no hechas, las maneras como se ha enunciado lo que se hace, lo no dicho, lo no visto; todo ello, se espera sean pretextos para seguir escribiendo y profundizando sobre el tema, pero también para provocar una práctica permanente de volver sobre sí mismo, de la mano de la reflexividad como opción posible.

En las apuestas relacionales se muestran escenarios de actuación en la cotidianidad y en los territorios de vida, que relatan las formas en que se proponen experiencias que atienden la cultura y la acción colectiva, y que apuestan por la comprensión de actores y relaciones de poder, para resistir y hacer modos de vida más solidarios, en conexión con otros y otras. Nos reconocemos y reconocemos a las comunidades que acompañamos en nuestra condición social no homogénea, no neutral, contradictoria y en permanente cambio.

Un reto más para las y los profesionales que se identifican con lo comunitario es animarse a contar las historias, experiencias, aprendizajes, en la Revista Ocupación Humana. Por su parte, al Colegio Colombiano de Terapia Ocupacional le corresponde fortalecer y reconocer en todas sus dimensiones los territorios y regiones del país; a la Revista Ocupación Humana, su promoción territorial.

Figura 2. Línea de tiempo

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Referencias

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Fuente: archivo personal Aleida Fernández.

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